“Ni con toda el hambre del mundo podrían experimentar lo que vive la gente en Corea del Norte”


Image: Daily NK

“Cuando vine por primera vez a Corea del
Sur, quería dedicarme a cultivar repollos. Tenía la intención de dirigirme a
Naju, una ciudad ubicada en la provincia Jeolla del Sur, ya que la agricultura
de esta hortaliza es famosa en esta zona, pero el investigador a cargo me dijo
“puedes dedicarte a la agricultura más tarde, ¿por qué mejor no estudias,
mientras aún eres joven?”. Así que lo pensé otra vez”.

De esta manera comenzó la vida como
director de películas de Kim Kyu Min, desertor norcoreano. Se graduó de la
Escuela de Artes Dramáticas en Hanyang University, una institución académica localizada
en Seúl, de la que escuchó hablar una vez cuando aún vivía en el Norte, a través
de las palabras de la parlamentaria surcoreana Lim Soo Kyung durante su visita
al país. No obstante, tras completar sus estudios se dio cuenta de que la
imaginación y la realidad eran diferentes. Le preocupaba si existía la
posibilidad de convertirse en actor o no.

Un día le solicitaron que hiciera una
clase. Para ello se preparó mucho, pensando en que quizá acudirían personas
famosas. Sin embargo, el director Kim quedó atónito tan pronto como escuchó la
primera pregunta. “Me preguntaron si acaso las personas tenían relaciones
sentimentales en Corea del Norte. Así pude ver que las personas en el Sur tenían
una visión irreal de Corea del Norte. A pesar de que la gente aquí había oído muchas
más cosas sobre el Norte que yo, lo cierto es que no tenían idea de cómo es la
realidad. Por eso, pensé que mi tarea debía ser mostrarles los hechos tal como
son”.

De este modo, un profesor que conoció en la
universidad le dijo “entonces haz una película”, y con estas palabras comenzó
su camino para llegar a ser director. Tras graduarse de la universidad, y con
treinta años, empezó su trabajo en la dirección cinematográfica, área a la que
se integró más tardíamente en comparación con otras personas. Era el benjamín
del grupo, y los comentarios desagradables circulaban fácilmente. “El es
norcoreano”, decían, y esto le hacía sentir triste.

“Debido a esta forma de pensar (que tenía
la gente) es que no pude trabajar muy activamente al principio. Pero
posteriormente, cada vez que me entraban las preocupaciones, buscaba a quienes
llevaban más tiempo trabajando en esto, y hablaba con ellos. Me contaron que,
en su época de novatos, tuvieron muchas más dificultades de las que yo tenía.
De esta forma, comprendí que no solo yo, sino también la gente en el Sur,
atraviesa por momentos arduos”.

Tuvo momentos duros desde su época de
principiante en las artes cinematográficas, hasta que llegó a ser director de
películas. No obstante, no guarda malos recuerdos al respecto. “Es lo que tuvo
que suceder”, dice. “Por muchas dificultades que tuviese haciendo películas,
tenía la confianza de que en Corea del Sur no moriría de hambre, así que me
concentré en lo que tenía que hacer para convertirme en director”.

“Mariposa de invierno”: una película
escrita con los ojos llenos de lágrimas

Con el correr del tiempo, el director Kim
se rodeó de diversas personas con amplia experiencia en el mundo del cine, y de
esta manera consiguió hacer amigos de confianza. De hecho, la película Mariposa
de Invierno (Gyeoul Nabi), estrenada en 2011, no habría podido completarse sin
la ayuda de las personas cercanas a él. “Hubo un retraso en el plan, así que
tuve algo de tiempo extra. Tomé el guión de “Mariposa de Invierno” que había
escrito hace ocho años. Le hice algunas correcciones, y lloré por la realidad
de Corea del Norte. Cuando terminé de modificarlo, se lo entregué a un amigo,
que me dijo ‘esto tenemos que hacerlo pronto’, así que acordamos rodar la película”,
señaló.

Se trataba de un filme de bajo presupuesto,
pero “como estamos bien, hagámosla aunque no recibamos dinero”. Contrariamente
a lo que pensaron, quienes se ofrecieron a ayudar trajeron a más personas para
unirse a este esfuerzo. Gracias a ellos, no experimentaron mayores dificultades
(como antes habían creído), y así la película pudo filmarse.

Al realizar la película, lo que más lamentó
Kim Kyu Min fue que, por muchos esfuerzos que hiciera, no puede rescatar a
Corea del Norte de la realidad que vive. “Aquí no hay montañas deforestadas*
como en el Norte; y no importa cuánto adelgacen los actores y actrices
surcoreanos: nunca podrán vivir en carne propia el sufrimiento producido por el
hambre que padecen los norcoreanos”.

“Mariposa de Invierno” no es exactamente
una película para la industria del entretenimiento. Pese a esto, el director
Kim piensa que una película sobre Corea del Norte puede ser una cinta
competitiva. “A través de Mariposa de Invierno, quise hablar sobre los efectos
que tiene el hambre en las personas. Como director, es lo que debía hacer:
contarle (al público) acerca de las trágicas circunstancias que vive el pueblo
norcoreano”.

*Nota de traducción: contrariamente a lo
que se ve en Corea del Sur, gran parte de las montañas de Corea del Norte están
parcial o completamente deforestadas. Esto se debe a la necesidad de buscar
leña para utilizar como combustible para quemar durante los fríos inviernos del
país, a falta de otros materiales para calefaccionar las casas.